Los
chicos de La
Palangana Mecánica han tenido la ocurrencia de felicitar al
Grupo Bético de Estudios Históricos por el hallazgo de un escudo original del
Sevilla Balompié datado en 1914. (Enhorabuena por los nuevos hallazgos). Viniendo de quien viene ya era extraña esa
felicitación, porque no es el estilo de quien ahí escribe.
Pero,
claro, la felicitación tenía trampa, pues no era más que una excusa para
arremeter contra el hallazgo y dudar de su veracidad. Para ello se basaba en la
falsedad de la firma que al pie del documento de 1914 aparecía, correspondiente
a Herbert Richard Jones, pues no coincidiría con otra supuesta firma de Jones
que aparecería en los Estatutos del Real Betis Balompié de 1914.
Se
tiraba la piedra y se escondía la mano, característica habitual y repetitiva en
los escritos del señor Romero.
Pero
este montaje fue rápidamente desmontado en la contestación que desde aquí se
dio: Relájense y sonrían. Se demuestra
que el documento que La
Palangana Mecánica presenta corresponde a 1923, que es cuando
se realizó la copia de los estatutos de 1914, y que en ese año Herbert Richard
Jones no podía haber firmado esa copia, dado que dejó Sevilla en torno a 1918.
Y
que lógicamente la firma que ahí aparecía no era de Jones, por lo que no podía
coincidir con la firma del documento original de 1914.
Es
más, se aportaba otro documento en el que sí aparecía fehacientemente la firma
de Herbert Richard Jones y que coincide con exactitud con la firma de la carta
del Sevilla Balompié al Ayuntamiento de Sevilla de 1914.
En
resumen: nuevo revolcón a las tesis del sr. Romero, al demostrarse que la firma
sí es de Jones y que los estatutos por él presentados corresponden a una copia
realizada en 1923.
Pero…
se acaba la linde y el tonto sigue…
En
un alarde habitual de funambulismo retórico el sr. Romero vuelve a la carga
(¿Por qué engañan al Beticismo?), en un texto que realmente es difícil de
interpretar. Lo he leído varias veces y aún no me queda del todo claro lo que
pretende exponer, salvo que él ya sabía que los estatutos aportados corresponden
al año 1923.
Ya
lo sabía, pero no era eso lo que decía en su primer alegato, sino que eran de
1914, los había firmado Jones y que como la firma no coincidía, la carta del
Sevilla Balompié al Ayuntamiento era una manipulación.
El
habitual juego del charlatán de feria, capaz de decir que una cosa es blanca, y
dos minutos después mantener que es negra, para luego decir que él ya dijo que
era blanca, sin caer en ninguna contradicción y mantener que “él ya lo dijo”.
En fin, blablablabla…
Suele
también el sr. Romero decir, cuando cae en esta suerte de contradicciones, que
se trata de trampas que tiende para cazar a los incautos investigadores de la
otra orilla. Recomendamos al sr. Romero que se traslade con sus trampas a los
territorios del noroeste canadiense, habitual sitio donde campean los tramperos
y también los tramposos.
Pues
de tramposos es esta práctica de decir sí y no en la misma frase, blanco y
negro en la misma argumentación, arriba y abajo en el mismo discurso. Así el
sr. Romero siempre nos dirá: “ya lo decía yo…”, en un alarde de cinismo con el
que él mismo se autoengaña, y con el que se retroalimenta tanto él como la
cohorte de palmeros que aplauden ruidosamente sus intervenciones (esa legión de
anónimos que escriben todos de forma parecida, comentan de forma parecida y
sentencian de forma parecida).
Termina
su escrito con una disquisición sobre si diciembre del 14, agosto del 15, que
no viene a cuento con el tema que se está dilucidando. O sea, más blablablabla,
mucho escribir para no decir ni aportar absolutamente nada, en uno de sus
ejercicios habituales de rellenar y rellenas páginas, enmarañar con datos que
no vienen a cuento con lo que dilucida y tratar de confundir a todo el mundo.
Otro
escrito de La
Palangana Mecánica (Que sigan soñando), esta vez firmado por las iniciales C.R.
(¿Cristiano Ronaldo tal vez?), se dedica a la descalificación personal de los
componentes de este grupo. Como ya he dicho en multitud de ocasiones es lo habitual
también: la táctica del calamar cuando se ve acorralado, soltar tinta y echar
mierda, para escapar; buscar la bronca, ante la falta de argumentos y pruebas
convincentes; apelar al espíritu numantino de defensa cerrada y de ofensa hacia
el contrario. Nada nuevo, más de lo mismo.
No
vamos a entrar en ese terreno de descalificaciones personales, pues no es el
estilo de quien esto escribe.
Simplemente
vamos a recordar un par de situaciones pasadas, para que todo el mundo conozca
el pelaje de este sujeto.
Hubo
un intento hace ya casi dos años de llevar a cabo una labor conjunta de
investigación entre personas de la órbita sevillista y bética (Historia del fútbol sevillano). Como tal fui
invitado a participar en ella, a lo que accedí, pues estaba conforme con los
presupuestos con los que se iba a trabajar. Durante un tiempo colaboré de forma
entusiasta en el proyecto, pero las cosas comenzaron a torcerse cuando a una
intervención de otro investigador bético saltó el sr. Romero con su discurso
agresivo e intimidatorio, ante lo que el investigador bético optó prudentemente
por dejar de intervenir.
Me
equivoqué profundamente en ese momento, pues debí de retirarme también. No lo
hice y seguí participando, aunque ya de manera más precavida. Cuando el sr.
Romero desde su atalaya fundamentalista volvió a atacarle con nuevas
descalificaciones personales dejé de intervenir. Hoy hace ya más de un año del
descarrilamiento de este proyecto, que era interesante siempre y cuando se
respetase la libertad de opinión, y se ejercitara el derecho a la libertad de
expresión, sin coacciones ni intimidaciones, algo que es ajeno al lamentable
proceder del sr. Romero y quienes le jalean.
El
segundo caso certifica una vez más este comportamiento. Uno de los
participantes habituales en La Palangana Mecánica, Cornelio, tuvo la dignidad de
rectificar un escrito sobre el llamado caso Antúnez en 1946. La supuesta
intervención de Radio Moscú, al comentar el caso, fue atribuida por él a una
invención de la
periodista Mercedes de Pablos más de 30 años después. Cuando
se le demostró que la prensa de la época ya aludió a esa intervención de Radio
Moscú, estaba claro que no se inventó más de 30 años después. Cornelio tuvo la
dignidad suficiente para reconocer el error cometido.
Todo
lo contrario que el sr. Romero, quien en un comentario desafortunado, pero muy
significativo de su verdadero proceder, se quitó la careta de manso cordero y
enseñó los dientes:
Fuente: La Palangana Mecánica
Sus frases le catalogan definitivamente, y demuestran su auténtico pensamiento y la explicación de su proceder: " espero demostrar la mentira una vez más, que en algún lado estará, no me cabe la menor duda, como siempre ha sido y será".
Esta frase para mí fue definitoria y me pasó como a Saulo, camino de Damasco, cuando cayó del caballo. Desde entonces hay individuos con los que no iría ni a recoger billetes de 500 euros, pues definitivamente no me fío de quien así se expresa. No obstante sigo esperando su demostración de la mentira "como siempre ha sido y será".
Poco
más podemos decir de quien se cree permanentemente en posesión de la verdad,
sólo ve conjuras exteriores contra su club, y piensa que en el otro bando se
está continuamente maquinando y mintiendo. Ante todo este montaje su labor de
permanente defensa es crucial, cual guerrero del antifaz blanquirrojo; es el
típico pensamiento y actitud del fundamentalista.
Sr.
Romero, relájese un poco. No se lo tome todo tan a pecho. Descanse, pasee,
váyase a la playa ahora que el calor aprieta. Vea las cosas con un poco más de
sosiego, no se apasione tanto. Y piénsese la recomendación: cuando la linde se
acaba, no siga. No da para más.
Obviamente
esto es un consejo, que puede seguir ó no, allá usted. Si lo hace las cosas las
verá de forma más tranquila y relajada, si no, puede usted seguir la linde de
forma permanente aunque ésta se acabe.
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