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jueves, 24 de octubre de 2013

CUENTAME UN CUENTO (III)





... y verás qué contento,
yo me voy a la cama
y tengo lindos sueños

Erase una vez que se era que en la ciudad de Sevilla, según cuentan las lenguas antiguas, nació un club con espíritu progresista, una concepción liberal de la vida e incluso tendencias republicanas.

Frente a él surge otro club, pero en este caso cobijó una mentalidad reaccionaria, con personajes vinculados a la aristocracia, la nobleza y los militares afines a la monarquía.
Este enfrentamiento ideológico entre progresistas y retrógrados continúa a lo largo de los tiempos…

 Pipipipipipipipí…. Y suena el despertador y hay que levantarse

Con este “lindo sueño” se acuestan los que mantienen una visión maniquea de la historia de los clubs sevillanos. Menos mal que, en nuestro papel de mosca cojonera, vamos a volver a despertarles y a llevarles al mundo de la realidad, lejos de sus mundos paralelos oníricos.

Una de las “pruebas” más contundentes que nos presentan de este supuesto Sevilla FC liberal y republicano está en su vinculación al Centro Mercantil, del que fue presidente Montes Sierra, político granadino que presidió el Partido Republicano en Sevilla y también el Centro Mercantil, así como ostentó la presidencia de la primera Federación Regional Sur.

La vinculación efectiva de Montes Sierra con el mundo del fútbol es bastante escasa, y su presidencia la podemos enmarcar en la vinculación que las primeras organizaciones futbolísticas tuvieron en sus primeros años de existencia con el mundo del poder, representado en este caso por el político granadino. Una especie de mecenazgo y patronato bajo la tutela teórica de las élites.

Pues hay que señalar que, aunque efectivamente Montes Sierra era de ideología republicana, su republicanismo era bastante apacible y conservador. Se enmarca dentro de la oposición teórica tolerada por el sistema bipartidista de la España de la Restauración, aquella en la que liberales y conservadores se turnan en el ejercicio del poder sin alterar para nada las bases del sistema social y económico.

Todo ello fundamentado en un engranaje que fabricaba las elecciones (el “encasillado”), sistema en el que Montes Sierra encajó perfectamente, siendo “elegido” diputado a Cortes incluso en varias ocasiones.

No veamos, pues, en este personaje ningún tipo de problema para la estructura política ó económica de la época, como lo señalan varios de los cargos y puestos que desempeñó a lo largo de su vida: administrador del Banco de España en Sevilla, primer presidente de la Cámara de Comercio, Industria y Navegación de Sevilla, presidente de la Junta de Gobierno de la Real Sociedad de Amigos del País, presidente del Centro Mercantil, vocal y vicepresidente de la Comisión Auxiliar del Servicio de Muelles, vicepresidente de la junta de Obras del Puerto, etc

 Como resumen de la labor política las palabras que sobre Montes Sierra escribe el historiador Antonio López Villa en su obra "El republicanismo en Sevilla a comienzos del siglo XX":  "Aunque, en realidad, como afirma Javier Tussell, un republicanismo tan domesticado como el que él (Montes Sierra) llegaría a representar en Sevilla apenas tenía razón de ser para el electorado de izquierdas, puesto que bloqueaba e invalidaba en la práctica cualquier posibilidad de una sana regeneración del país y del sistema político en vigor durante la monarquía. Quizá el jefe de la Unión Republicana en Sevilla nunca llegó a percibir que con su política transaccionista, a pesar de conseguir importantes cuotas de representación para el partido republicano, despojaba a éste de toda carga reivindicativa. Toda la razón de ser de la acción política republicana era luchar contra un sistema oligárquico y caciquil, que falseaba continuamente las elecciones. Con la entrada en el Parlamento, gracias a la ayuda de los partidos dinásticos, Montes Sierra ingresaba en un sistema que chocaba completamente con su ideario republicano. Los partidarios de la República tenían todo el derecho a tener representación en los ayuntamientos y en las Cortes, sobre todo cuando eran los republicanos los únicos capaces de movilizar al electorado. Pero la inclusión en el encasillado hacía que los defensores de la República se encontraran en una posición difícil y terriblemente contradictoria". 

Pero, es más, Montes Sierra fue solo uno de los muchos presidentes que el Centro Mercantil tuvo a lo largo de su historia. Presidentes que lo fueron desde otro ámbito político; así hubo personajes ligados al sistema como conservadores o liberales, y es que el Centro Mercantil se vincula con el mundo del poder a lo largo de sus años de existencia, tal como otras entidades sociales en la que se integran las élites de la burguesía local.

Serían bastantes los datos que se podrían dar sobre esa vinculación a lo largo del siglo XIX o en los primeros 30 años del siglo XX, pero para no cansar al lector nos vamos a centrar en el periodo que se inició en 1931, con la caída de la monarquía de Alfonso XIII y sus sustitución por la Segunda República.

En las elecciones municipales del 12 de abril de 1931, que  con  la victoria de las candidaturas republicanas en las capitales de provincia provocaron la caída de la monarquía, en Sevilla se enfrentaron dos grandes coaliciones electorales. Por un lado la Conjunción Republicano-Socialista, que obtuvo el 59% de los votos; por otro la Concentración Monárquica, que consiguió el 25%. Entre los candidatos de la candidatura monárquica está Antonio de la Peña López, miembro destacado del Centro Mercantil (de hecho lo presidió entre 1933 y 1935).


Fuente: La Unión 8 de abril de 1931

Quiere ello decir que atribuir al Centro Mercantil un carácter republicano frente a otras entidades sociales de la ciudad, con el objetivo de unir al Sevilla FC con este pretendido carácter republicano, usando para ello la conexión que Montes Sierra tuvo con ambas entidades, es un falacia que no resiste el más mínimo análisis riguroso desde el punto de vista histórico.

Pero veamos otros ejemplos que nos van a desmentir ese montaje. 

En 1932, en pleno debate parlamentario en la Cortes sobre la aprobación del Estatuto de Autonomía de Cataluña, se produce una profunda polémica en todo el país, cuando desde los sectores más derechistas se hace una fuerte oposición a la autonomía catalana.

Pues ahí estará también la protesta del Centro Mercantil, como la de otras muchas entidades de su mismo ámbito, lo que podemos documentar de nuevo en la prensa de la época


El Liberal 14 de mayo de 1932   
                                            

Y el caso más significativo e importante lo vamos a encontrar durante el intento de golpe de estado protagonizado por el general Sanjurjo en agosto de 1932.

En principio en Sevilla el golpe de estado triunfa, se hace con el poder en la ciudad e incluso llega a detener a las autoridades locales, a pesar de la resistencia que éstas ofrecen. El general Sanjurjo pasea en la mañana del 10 de agosto por el centro de la ciudad, aclamado por sus partidarios y recibiendo el apoyo expreso desde los círculos y casinos más selectivos. Entre ellos está el Centro Mercantil, desde el que se ovaciona a Sanjurjo y se le lanzan gritos de apoyo y contra el poder legalmente constituido.

Cuando el golpe fracasa el Centro Mercantil, junto a otros edificios de entidades asociadas al golpe monárquico, es pasto de las llamas y de las iras de las clases populares.




Desde luego nada que concuerde con el “lindo Sueño” con que algunos se van a la cama a reinventar la historia.

Esta adhesión del Centro Mercantil al intento de golpe de estado le produjo un fuerte enfrentamiento con las autoridades republicanas,  que no dudaron en sancionar a los directivos de la entidad.

Pero no por ello acabaron ahí los conflictos. Al poco tiempo, durante la proyección de un noticiario en la sala de cine del Centro Mercantil, se produjo un nuevo incidente, cuando unas imágenes del presidente de la República, Niceto Alcalá Zamora, fueron abucheadas por los asistentes, lo que provocó una nueva sanción por parte de la entidad gubernativa.


El Liberal 10 de septiembre de 1932

La excusa que se dio desde el Centro Mercantil es que todo respondió a un incidente motivado por la suspensión de una película infantil, y que fueron unos niños los que ocasionaron el escándalo…

Con lo que ya podemos ir relegando otro bonito cuento con el que determinados investigadores palanganas tratan de falsificar la historia. Ese cuento en que nos dicen cosas como éstas:

La Palangana Mecánica El campo del Mercantil 1913-1918 11 de julio de 2008


La Palangana Mecánica  Lo que no cuenta LPM (II) 12 de junio de 2012


Así pues, despierten de sus delirios oníricos y afronten la realidad: ni el Centro Mercantil ni el Sevilla FC fueron adalides del republicanismo. Lo que no obsta para que determinados individuos, a título particular, sustentaran esa ideología. Pero no es de un individuo de quien hablamos, sino de toda una entidad.







Espabilen, está sonando el despertador             

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