Desde un determinado ámbito se viene a quitar importancia de forma sistemática a lo que supuso el ascenso a Primera División del Betis en 1932.
El hecho de ser el primer equipo andaluz en conquistar la máxima categoría del fútbol español no tendría ninguna importancia.
Esto nos lo han repetido hasta la saciedad.
Para desmentir la burda maniobra de desprestigio en que están algunos empeñados no hay nada mejor que acudir a las fuentes documentales de la época, y para ello nos vamos a ir a lo que se escribió en el periódico que en la Sevilla de 1932 tenía más difusión: El Liberal.
Y centrando más el tiro nos vamos a ir a la crónica que su cronista deportivo, Juan Otero, que firmaba con el pseudónimo de Oreto, escribió el 5 de abril de 1932.
A destacar que Juan Otero, como la inmensa mayoría de los periodistas de la prensa sevillana, era un reconocido sevillista, además de hermano de Arturo Otero, un importante directivo sevillista de la época.
Esta es su crónica: La hora de los elogios
"Sevilla ha adquirido oficialmente la mayoría de edad futbolística; oficialmente sí; porque de hecho nuestros equipos han practicado técnicas tan depuradas, fútbol de tal calidad, que debieron merecer en tiempo mejor suerte y figurar ya en la primera fila de los Clubs españoles.
Pero la realidad impuesta en parte por la organización oficial, ha sido el aislamiento de los equipos andaluces, evitándoseles en lo posible todo contacto de frecuentes relaciones con los que forman el acreditado grupo de los "históricos". ¡Como si lo principal en los Clubs fuera su historia¡
Existía una barrera infranqueable que dividía a la España futbolística en dos partes: de Madrid para abajo y de Madrid para arriba, barrera que sólo dejaba paso a nuestros representantes muy contadas veces y a costa de grandes esfuerzos.
Desde ayer, esa barrera no existe, porque el Betis, luchando heróicamente, ha logrado destruirla, para imponer el reconocimiento del fúfbol sevillano ante el jurado de la afición nacional.
En adelante habrá que contar con el Betis cuando de los Clubs de la máxima categoría se trate. Tenemos ya los andaluces títulos, pues, para poder hablar con cierta altivez en cuestiones deportivas y ello lo debemos de manera directa a la esforzada labor de ese modesto y gran equipo que se llama Betis Balompié.
Agradezcámoslo siquiera sea con un sincero ¡ Viva el Betis ¡
Pero el Betis no es sólo este sevillanísimo nombre, aunque a él vaya prendido ese puñado de deportistas entusiastas, verdaderos amantes de su Club y de nuestra tierra. El Betis son ellos, jugadores, entrenador, directivos, aficionados... y a la hora de los elogios todos han de tenerse presentes, porque cada uno ha contribuído en la medida de sus fuerzas al éxito que se comenta.
Los jugadores, con sus actuaciones sobre el terreno, que acreditan su excelente clase y acrisolada honradez de deportistas; el entrenador, con su inteligente labor técnica, de dirección, acoplamiento y disciplina del cuadro de jugadores; los directivos, con sus desvelos para encauzar la marcha del Club en todos los órdenes, laborando por una vida social, triunfal y próspera; los aficionados, en fin, alentando a todos con sus aplausos y contribuyendo de manera principalísima al mantenimiento del deporte con sus aportaciones económicas.
Para todos sea por igual nuestra felicitación más sincera en estos momentos, tras los cuales se adivina un porvenir rico en tardes de emoción y gloria para el fútbol sevillano."
Y efectivamente llegaron esas tardes de gloria sobre el césped del Patronato...
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