Viejo palomar, orgullo del Gol Sur. Cuantas
miradas te habrán contemplado a lo largo de 40 años, cuántos goles habrán
pasado por tu marcador, cuántos días de alegría y de tristeza.
A tu casillero subieron los goles de Eduardo Anzarda,
del Lobo Diarte y de Atila Ladinsky. Bajo tu sombra generaciones de béticos
cantaron y rieron, sufrieron y lloraron.
La modernidad del marcador electrónico te condenó a
morir y sólo el inacabado platillo volante te permite subsistir abandonado y
triste, como esos ancianos que esperan el día final rememorando sus recuerdos.
Ese día de los 9 goles a la Cultural Leonesa, con los
chavales del Betis Deportivo haciendo maravillas en la atardecida del mes de
Junio del 85…
Esa tarde de un domingo de feria de abril del 80,
cuando 4 eran pocos y todos queríamos más…
Un día te derribarán y pasarás a formar parte de los
recuerdos de nuestra vida, como el 19 que nos llevaba desde la Plaza Nueva al
Bar Parada, los palquitos antiguos de Heliópolis o el gol que Hugo Cabezas le
marcó a Iríbar aquel domingo frío de enero del 78
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