Lo
tenían ganado. No había nada que disputar, sólo la duda del número de goles que
nos iban a marcar, el tamaño del saco. El equipo grande y poderoso iba a
recibir al colista y no había color. Coser y cantar, en su línea habitual de
prepotencia, arrogancia y soberbia.
Pero
no contaban con la
historia. Era el primer derbi en Europa, y el Betis nunca
falta a esa cita con la tradición, que manda que, siempre que haya que ser el
primero en algo, ahí está el tío.
Aunque
algunos no quieran oírlo, aunque miren para otro lado, aunque les duela, se lo
vamos a repetir: primer equipo andaluz en jugar una final de Copa, primer
equipo andaluz en subir a Primera División, primer equipo andaluz en ganar la
Liga, primer equipo andaluz en participar en la Liga de Campeones y primer
equipo andaluz en ganar un derbi en Europa.
Esos
datos incontestables estarán ahí para siempre. Como decía el pájaro enjaulado: SÍ
ó SÍ.
Y
ahora aprietan los dientes, y se conjuran, y dicen que no se rinden, y tienen que hacer un llamamiento para no
dejar de luchar hasta el final. Y claman por la venganza que repare la
humillación sufrida, e invocan el espíritu de triunfo en el derbi.
Si,
el derbi, ese derbi al que tanto denigraron, ese del que se reían, ese que
habían enterrado.
Porque
estaban en otro nivel, no el del “eterno inferior”, como decía un mamarracho,
un pobre tipejo que trata de acumular méritos ante su propia afición, después
de haber salido por la gatera del club de Nervión, y que se tuvo que comer sus
ofensivas palabras.
Porque
no tenían con quién competir, porque su reino no era de este mundo. Porque
ellos iban estar en otra altura y, sin embargo, participan en esta competición
europea de rebote, sin habérselo ganado en el terreno de juego.
Frágil,
olvidadiza y selectiva memoria la de algunos, tan dados a recordar sólo lo que
les conviene.
Y
seguro que pelearán, y lucharán. Eso no me cabe duda.
Pero
enfrente no sólo se encontrarán con once jabatos, dispuestos a vender muy cara
su piel, sino con todos nosotros, con los 50 mil que se dejarán la garganta en
Heliópolis detrás de unos gloriosos colores, y también con toda esa afición, la
más fiel y numerosa de Andalucía, la que reparte béticos por todo el orbe
conocido.
La
que nunca le dejó solo, ni en los peores años de su historia, la afición del
Aupa Betis, la del
Manquepierda y la del Mucho
Betis. La que “y aunque último estuviera siempre te ve
campeón”, la de las trece barras a las que estamos gustosamente encadenados de
por vida.
Porque
para ser del Betis, y le tomo la cita a mi amigo Dani, “no hay cien motivos,
hay mil, un millón. Y con uno solo basta para ver la luz, abrazar la fe
verdadera y disfrutar de un sentimiento tan profundo, auténtico y peculiar”.
2 comentarios:
Viva el Real Betis Balompié!!! Orgullo y Luz de nuestras vidas.
Viva!!!!
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